La vida es tiempo, una sucesión de momentos presentes que se abren a otros presentes irrepetibles que jamás volverán. Por eso hemos de poner toda nuestra atención a lo que sucede aquí y ahora, sacarle a cada instante todo el partido posible e intentar disfrutarlo en toda la plenitud que merece. Vivir en el presente, conviene aclararlo, nada tiene que ver con el anhelo fáustico de encontrar un instante de tanta belleza y plenitud que nos haga desear detener el tiempo. Vivir en el presente consiste en saber apreciar cada uno de los momentos de nuestra vida como un tesoro efímero que desaparecerá dejando un hermoso rastro. Sin embargo, nuestra mente suele distraerse, se culpa o siente rencor por lo que sucedió ayer, siente temor o angustia ante la incertidumbre del mañana. Todo lo negativo que nos ocurre tiene su origen en la negación del "ahora": la ansiedad, el miedo, la preocupación... son causadas por exceso del futuro. resentimiento, la culpa, la tristeza... se deben a un exceso de pasado. Vivir en el ahora no niega el pasado ni desatiende el futuro, pero se acerca al pasado en busca de la experiencia y se proyecta hacia el futuro como aprendizaje para nuestra realizacion y crecimiento personal.
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